Cuando completan su crecimiento, dejan de girar y se orientan al Este para atraer más abejas
Se sirven de su reloj circadiano interno para girar o no, según la etapa de su vida
Con su tallo que puede alcanzar de 3 metros de altura, el girasol (Helianthus annuus) ha atraído la atención de biólogos y también de físicos y matemáticos. Su semillas se disponen formando un ángulo de 137 grados con la anterior y esta peculiar formación reducen las sombras entre ellas. Es como si esta planta estuviera "diseñada" para aprovechar al máximo la luz del sol para producir nutrientes por medio de la fotosíntesis. La disposición de sus semillas, siguiendo la espiral de Fermat , ha inspirado el diseño de plantas solares más eficaces compuestas por centenares de espejos que no se hacen sombra unos a otros.
Pero n o es la única peculiaridad de los girasoles . A los biólogos les ha intrigado siempre su capacidad para seguir el movimiento del sol, al que hace referencia su nombre (girasol). Gracias a ese movimiento denominado heliotropismo, el capítulo floral se dispone siempre mirando al sol. Esa orientación variable según la posición del sol sólo se manifiesta cuando la planta todavía es joven. Sin embargo, cuando madura, ya no gira y se queda en una posición fija orientada siempre hacia el Este. Y este era otro misterio. ¿Por que cambian el patrón de movimiento y, sobre todo, tiene alguna ventaja adaptativa?
En la Universidad de California acaban de desvelar algunos de estos interrogantes al descubrir que estas plantas se sirven de su reloj circadiano interno , que actúa sobre las hormonas de crecimiento, fundamentalmente la auxina, para seguir el sol durante el día. "Es el primer ejemplo de un reloj circadiano en vegetales que modula el crecimiento en un entorno natural, y que además tiene repercusiones para la planta", explica Stacey Harmer, autor principal de la investigación que se publica en Science . Hasta ahora se desconocía si el movimiento del girasol de este a oeste estaba originado por el ritmo circadiano o por el cambio de la presión en el interior de las células de la planta, que las hacía moverse, como ocurre en el geotropismo. Y este estudio aclara esta duda.
Con este movimiento, como ya hacía sospechar la disposición de las semillas, el girasol busca aumentar su eficiencia energética. Algo que los investigadores comprobaron con algo tan simple como atar al girasol para impedir su movimiento. Y vieron que efectivamente, cuando no puede moverse durante su juventud siguiendo al sol pierde eficiencia fotosintética.
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